jueves, 24 de octubre de 2013

Reviendo conceptos de la Responsabilidad Social Corporativa


La responsabilidad social corporativa (RSC) es un término que, aplicado al ámbito empresarial, trata de una responsabilidad de carácter ético, entendida como la gestión responsable de las organizaciones empresariales. Abarca aquellas responsabilidades que la empresa asume ante la sociedad o ante sus grupos de interés («stakeholders», en inglés), porque lo exige la ley, porque forman parte de su función, o porque la organización lo asume voluntariamente.
En este sentido, es necesario destacar el Código de Buen Gobierno («code of good governance», en inglés). Es decir, el conjunto de recomendaciones sobre los principios y normas que deben inspirar el funcionamiento de las sociedades anónimas. Tras los Informes Olivencia (1998) y Aldama (2003), en 2006 se difundió el Código Unificado de Buen Gobierno (el denominado «Código Conthe», por alusión al presidente de la CNMV). La aplicación de las recomendaciones es voluntaria para las entidades, pero en caso de no asumirlas, las empresas deberán explicar el motivo.

El Código de Buen Gobierno Corporativo acapara diferentes recomendaciones, entre las que destacan los siguientes ámbitos: Estatutos y juntas generales de accionistas (limitaciones estatutarias, cotización de sociedades integradas en los grupos, competencias de la junta, información previa sobre propuestas de acuerdo, votación separada de asuntos o fraccionamiento de votos); consejos de administración (competencias, tamaño, estructura, proporción entre consejeros dominicales e independientes, diversidad de géneros o dedicación); consejeros (selección, nombramiento, reelección e información pública); y comisiones (auditoría, nombramientos, supervisión).
Iniciativas
A partir de estas normas, cada empresa desarrolla sus respectivos programas de responsabilidad social. Desde un punto de vista práctico, entre los diferentes aspectos que suele abarcar la responsabilidad social de las empresas destacan los siguientes: los factores económicos y financieros de la actividad de la propia corporación; la responsabilidad hacia el medio ambiente (en el caso de la banca, las implicaciones sociales y medioambientales derivadas de su política de financiación, por ejemplo); la satisfacción de los clientes (préstamos solidarios); la creación de valor por los accionistas (iniciativas que fomentan la participación de estos, más allá de la legislación de cada momento); las necesidades y aspiraciones de los empleados (formación continua, direccionamiento del talento); la relación con proveedores y colaboradores; o los efectos sobre las comunidades y los entornos en los que la empresa está presente.
Índices
Los índices de sostenibilidad son indicadores o familias de índices bursátiles cuyos integrantes, empresas cotizadas de todo el mundo, acreditan la gestión responsable a través de prácticas avanzadas en las distintas facetas que constituyen la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa. Una vez superado un riguroso proceso de análisis y selección, estos índices incorporan únicamente a aquellas sociedades que toman decisiones no sólo basadas en criterios financieros sino también sociales, medioambientales. Este tipo de índices se han convertido en una referencia para numerosas empresas, conscientes de la importancia de la responsabilidad social corporativa, y también son tenidos en cuenta por inversores institucionales que, entre sus criterios de inversión, valoran a aquellas compañías que incorporan este tipo de políticas que combinan el éxito económico con el desarrollo sostenible.
EL DJSI
Uno de los índices de sostenibilidad más relevantes en el ámbito internacional es el Dow Jones Sustainability Index (DJSI). Este indicador cotiza diariamente. El DJSI está formado por 342 compañías (27 españolas). Desde su lanzamiento en 1998, se ha convertido en uno de los principales exponentes de una corriente que se ha venido a llamar inversión sostenible o socialmente responsable. Además, se trata del índice con mayor capital invertido referencial, con cerca de 6.000 millones de dólares. El índice general recoge de entre las 2.500 compañías más grandes del mundo, a aquellas que cumplen de forma habitual con una serie de requisitos económicos (gobierno corporativo, códigos de conducta, etc.), medioambientales (iniciativas para evitar el cambio climático, inversiones sostenibles, etc.) y sociales (desarrollo del capital humano, filantropía, etc.). Además, se tienen en cuenta una serie de criterios específicos, dependiendo del sector en el que opere cada compañía. Como requisito a su entrada en el DJSI, las compañías deben someterse a un análisis conducido por una agencia independiente. Este índice se revisa una vez al año, en el mes de septiembre.
También existen otros índices, como el FTSE4 Good, un indicador que engloba a las empresas que cumplan con estos requisitos: trabajar por una sostenibilidad medioambiental; desarrollar relaciones positivas con las partes interesadas; y defender y apoyar los derechos humanos universales. Este índice no incorpora valores que estén relacionados con el tabaco, el armamento o la energía nuclear.
La participación activa del accionista
La atención y el contacto de las empresas cotizadas con sus accionistas va mucho más allá de la junta general y el reparto de dividendos. Entre sus políticas de comunicación y relaciones con los inversores, cada vez más compañías hacen hincapié en iniciativas con las que satisfacen la demanda de sus accionistas y crean un vínculo más estrecho.
La acción confiere a su titular la condición de socio y le atribuye una serie de derechos, como el de participar en el reparto de las ganancias sociales y en el patrimonio resultante de la liquidación; el de suscripción preferente en la emisión de nuevas acciones o de obligaciones convertibles en acciones; el de asistir y votar en las juntas; y el de información.
Además de estas iniciativas, algunas empresas han puesto en marcha otras. Por ejemplo, han habilitado espacios dentro de su página «web», con lo que se mantiene un hilo de comunicación fluido. Además, se editan publicaciones dirigidas a este colectivo, además de hacerles partícipes de los informes periódicos. También existen iniciativas pioneras, como los Comités Consultivos de Accionistas, órganos no vinculantes cuyo objetivo es conocer de primera mano la valoración que hacen los accionistas de las iniciativas de las empresas.
Términos útiles
- Accionista. Titular de las acciones, es decir, co-propietario de una empresa. La condición de accionista otorga numerosos derechos regulados por la legislación. En el caso de quiebra y liquidación de la sociedad, el accionista tiene también derecho a cobrar la cuota de liquidación, aunque se debe tener en cuenta que el accionista es siempre el último que puede cobrar en estos casos: la sociedad en proceso de liquidación debe pagar antes a los trabajadores, a los acreedores y a los tenedores de bonos u obligaciones, por ese orden.
- CNMV. Organismo encargado de la supervisión e inspección de los mercados de valores españoles y de la actividad de cuantos agentes intervienen en los mismos. Tiene capacidad para suspender la cotización de una empresa y para exigirle una determinada información. El objetivo de la CNMV es velar por la transparencia de los mercados de valores españoles y la correcta formación de precios, así como la protección de los inversores.
- Dow Jones Indexes. Proveedor estadounidense que desarrolla índices bursátiles para su uso como indicadores de referencia y/o como base de productos de inversión. El más conocido es el Dow Jones Industrial Average, Dow Jones Indexes ofrece más de 130.000 índices de valores de renta variable como fija. También ofrece índices alternativos, incluidos los de fondos de cobertura o materias primas.
- Gobierno corporativo. Término que alude al conjunto de principios, normas y prácticas encaminadas a garantizar que la arquitectura de poder de las empresas sirva a los accionistas de la misma, y garantice adecuadamente la representación de sus legítimos intereses.


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