domingo, 30 de noviembre de 2014

RSE en las condiciones óptimas de trabajo

La responsabilidad social empresaria (RSE) implica incorporar en la planificación y la gestión de las compañías los esfuerzos por proteger el medioambiente y por mejorar socialmente la comunidad simultáneamente con la búsqueda del incremento de las ganancias.
Si ha dispuesto trabajar la RSE hacia el interior de su pyme, podría producir efectos muy positivos la seguridad y la salud laboral (SSL). Esta multi-disciplina está integrada por las acciones cuyo propósito es la prevención de los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. Dentro de ella, las acciones en los llamados “servicios de bienestar” son muy efectivas.
Parte del contenido de la SSL y de los servicios de bienestar son obligatorios, ya que están contenidas en varias leyes. Sin embargo, usted puede voluntariamente incrementar estas acciones yendo más allá de lo que establecen las normas.
Le sugerimos a continuación acciones sencillas, económicas y muy útiles.
· Confirme que los descansos de sus trabajadores permiten recuperarse de la fatiga
Normalmente los empleados comienzan la jornada con atención y plena capacidad productiva; sin embargo, el nivel de su actividad disminuye conforme transcurre el día. Los trabajadores producen más cuando pueden interrumpir la tarea que cuando deben realizarla continuamente. Los descansos frecuentes de corta duración son mucho más efectivos que los de larga duración pero escasos.
Conceda –y verifique que se cumpla- una pausa de al menos 10 minutos en la mañana y otra de igual duración en la tarde, además de una pausa más larga para almorzar.
Otra excelente idea es otorgar cada hora un descanso de 5 minutos.
· Corrobore que los lugares de descanso de sus trabajadores reúnen las condiciones que permitan el descanso
Un buen lugar para descansar también ayuda a disminuir la fatiga.
Durante las pausas los empleados no están ociosos, sino recuperándose y preparándose para continuar con su trabajo productivo.
De ser posible, el lugar donde se cumple el descanso debería estar relativamente alejado del puesto de trabajo. Un simple lugar cubierto en el exterior podría ser una opción, en especial si hay plantas y corre brisa. Evite la luz solar brillante. Disponga una mesa y algunas sillas.
· Preste especial atención a la ropa de trabajo
Si las condiciones de trabajo de su pyme o las leyes establecen la utilización de uniformes, vestimentas especiales o ropa protectora, entréguelos en excelente estado, limpios y bien diseñados. Numerosos accidentes de trabajo han ocurrido debido a prendas de vestir flojas que quedaron atrapadas en un equipo rotativo.
· Instale armarios y cuartos para cambiarse
Es posible que las características de la actividad que usted desarrolla aconsejen –por razones de aseo y de preservación de la salud- que los trabajadores cambien su ropa de trabajo al terminar la jornada.
Disponga los armarios y cuartos de modo de no estorbar el trabajo o la entrada de luz y ventilación.
Establezca cuidados para que la ropa y efectos personales permanezcan a salvo de todo daño o hurto.
Fije por separado, para cada sexo, los cuarto para cambiarse, en la medida de lo posible. De no serlo o resultando inconveniente (porque, por ejemplo, trabajen pocas personas de cada sexo), al menos separe los sectores con un tabique.
Coloque los lavabos y las duchas dentro de los cuartos para cambiarse o en sus cercanías. Por razones de higiene no es recomendable alimentarse y cambiarse en el mismo cuarto.
Asegure que los cuartos para cambiarse posean asientos adecuados, recipientes para arrojar desperdicios y espejos.
Permita que sus trabajadores participen en la toma de estas decisiones
Otorgue participación a sus trabajadores. Ellos permanecen diariamente muchas horas en la empresa. Le sorprenderá la cantidad de información y opiniones que poseen respecto de aquella, las condiciones de trabajo y sus propias necesidades y características.
Diseñe un simple plan y escríbalo
Resuelva las primeras acciones, el orden en que las realizará y los recursos que destinará. Escriba el plan. A medida que van produciéndose los resultados, también regístrelos. Conserve un ejemplar, idealmente, en papel y digitalizado. Así, podrá revisarlo en el futuro y eventualmente corregirlo o repetirlo.
El cansancio, los accidentes laborales y las enfermedades de los trabajadores son enemigas del incremento de las ganancias de su pyme.
Si desea trabajar la RSE internamente, mejore los servicios de bienestar. Así, podrá aumentar el accionar social de su pyme simultáneamente con el incremento de la productividad.
Fuente: http://www.mdzol.com/nota/573083-la-rse-en-las-condiciones-optimas-de-trabajo/

miércoles, 22 de octubre de 2014

Empresa B una nueva forma de hacer negocios sustentables.

Una metalúrgica, una productora de jabones, un taller de calzado, un estudio de diseño y una fábrica de té gourmet tienen algo en común: un propósito que se traduce como el compromiso de lograr un cambio significativo en el negocio, la comunidad y el medio ambiente. Para llegar a este objetivo llevan adelante un nuevo modo organizacional de gestión llamado Empresa B, un movimiento global que comenzó hace seis años en EE.UU. y que en la actualidad se replica en el mundo.
biodiesel-rseEn pocas palabras, la Empresa B combina el lucro con la solución a problemáticas sociales y ambientales, una meta de máxima a la que aspiran los emprendedores y empresarios que transitan este rumbo sustentable. El principal requisito para ser B es contar con un propósito guía, como por ejemplo fortalecer las energías renovables o contribuir a la reforestación de una zona de la triple frontera o algo más cercano como crear productos que promuevan el bienestar y la salud; ese propósito será el que gobierne las acciones de la empresa sea cual fuere su rubro.
Lo diferencial será encontrar la forma de llevar a cabo esas iniciativas para combinar las tres patas, un ejemplo útil para graficar es la mendocina +ambiente, una fábrica de jabones orgánicos y ecológicos que utiliza como materia prima los aceites vegetales de cocina que desechan restoranes de la capital cuyana, y mediante un proceso químico conjugado con trabajo artesanal de mujeres de barrios vulnerables, crean los jabones que luego son vendidos a hoteles boutique y comercios de la zona.
Entonces, alineado con ese propósito se construye un modelo de negocios que debe ser rentable, pero al mismo tiempo considerar en la toma de decisiones cuatro áreas de la empresa: gobernanza, trabajadores, medio ambiente y comunidad.
Todas las empresas B tienen una certificación internacional que otorga B Lab, la fundadora de este modelo, y se logra cumpliendo rigurosos estándares de gestión, y transparencia y legalidad. La certificación es una revisión detallada de todos los ámbitos de la empresa que busca identificar posibles áreas de mejora y oportunidades para ser un agente de cambio, protegiendo la misión (el propósito) y potenciando el triple impacto. En el mundo hay 1.118 empresas certificadas y 128 en Sudamérica. 
FOMENTO
La estrategia para convencer a potenciales Empresas B no es manejada como una táctica de venta, sino como una forma de convencimiento. “Es compartir una tendencia mundial de negocios y al compartirlo se genera una empatía muy grande”, sostiene Virginia Pittaro, directora ejecutiva de Sistema B Argentina. “Parece muy intangible, pero es la razón número uno por la que muchos se suman, porque lo ven como una forma concreta para materializar una nueva forma de hacer negocios”.
Además destaca que se trata de un sistema abierto y participativo en donde conviven pares que están en la misma sintonía. De hecho, Pittaro revela que hay Empresas B que trabajan en conjunto sobre acciones sociales sin pertenecer al mismo rubro. Otro beneficio es que grandes empresas hacen descuentos a su cadena de valor si es B al igual que el sector público. Los ejemplos abundan en EE.UU. donde varios estados cuentan con una ley que ampara a las Empresas B con ventajas adicionales o exenciones impositivas.
En la Argentina existe un proyecto de ley que no persigue exclusivamente la exención impositiva, sino que impulsa una nueva forma jurídica en la cual el propósito empresarial, clave en las B Corp., sea protegido por la ley. Para certificar se deben cumplir estándares de desempeño y también legales. “Es meter el ADN en este compromiso con el público de interés y no sólo con los accionistas”, reseña Pittaro. Pero ante la inexistencia de una ley, se firman acuerdos entre socios en el caso de las SRL y pactos entre accionistas en las SA de manera preventiva y para asegurar que se cumplan los propósitos fundacionales.
Cada día más empresas se interesan en este modelo de negocio, muchas pymes e incluso cooperativas están incursionando por este camino. Pero también hay grandes empresas que están asomando en el horizonte. De hecho, según pudo saber Ámbito Biz, una multinacional de la región está en el proceso de la certificación y al lograrlo podría generar un giro para la promoción del mundo B. 
CASO ARGENTINO
Pedro Tarak junto con un grupo de amigos de Chile y Colombia trajeron esta alternativa de negocios a la región, pero le dieron una vuelta de rosca creando el Sistema B, una red en donde trabajan mancomunadamente las Empresas B y otras cinco comunidades (mercado, capital, líderes de opinión, academia y políticas públicas) en pos de potenciar el negocio y generar ese cambio de paradigma buscado. “En nuestra cabeza esta cómo hacer que el mercado cree valor público”, explica Tarak a Ámbito Biz.
En la actualidad hay 28 Empresas B certificadas en el país y hay otras 42 en ese camino. Cada una vive una realidad diferente; algunas nacieron B, otras se fueron transformando y también hay otras que impulsan el pase de lo tradicional a lo B.
“Certificamos en noviembre de 2012 y nuestro modelo de negocios en su ADN está inscripto como B”, asegura Magdalena Ibarbia, de Asuntos Corporativos de +ambiente, una de las primeras B de Mendoza. “Surgió la idea de formar una empresa que no sea una ONG que trabaja con el voluntariado, tampoco una gran empresa, pero sí crear un producto como los jabones orgánicos que permitiera producir a gran escala”, refuerza. +ambiente contrata a mujeres de INDRA, un grupo de emprendedoras y chicos con síndrome de Down de la fundación APANDO. Además, realiza charlas de concientización sobre el medio ambiente en escuelas y otras organizaciones. Sobre la certificación Ibarbia la define como “una patente que muestra que uno hace teniendo en cuenta el triple impacto”.
En el otro extremo está Tonka, una metalúrgica tradicional con 44 años de trayectoria en el mercado del gas que hace poco certificó como B. Lo cierto es que esta empresa lleva años trabajando en temas ambientales y sociales, pero no podía integrarlo como parte del negocio. “Hoy mi empresa es parte de mis actividades sociales”, describe Pedro Friedrich, dueño de la firma. Pero en el proceso de cambio tuvo que redefinir el propósito de su empresa. “Antes nuestra empresa quería tener utilidades; ahora tenemos un propósito que es muy por arriba de eso. Hoy reenfocamos toda la actividad hacia la investigación y el desarrollo de nuevos productos en base a energías alternativas”, explica. Se entiende la redefinición cuando Friedrich revela cuál es su nuevo propósito: “Queremos ser protagonistas en el cambio energético de la Argentina; el futuro de la empresa ya no va a ser el que era, sino que estará relacionado con las energías alternativas”. Tonka está en proceso de investigación y desarrollando productos que potencien la interfaz gas/solar.
La marca de té gourmet Inti Zen nació como una Empresa B y se diversificó hacia una segunda marca (Chamana); en estos momentos participa en el proceso de transformación de una tercera empresa de tradicional a B.
“Cuando decidí emprender quise crear una empresa con un propósito claro; quería un espacio de trabajo agradable y con conciencia ambiental en toda la cadena de valor”, explica Guillermo Casarotti, fundador de Inti Zen. Además valora este modo organizacional al decir que “la comunidad B te ayuda a profundizar más ese modelo de negocios que es consciente. Muchos piensan que la plata no nos importa, la plata sí es importante, pero es una parte, como también lo es la gente que trabaja aquí, la comunidad, los clientes, el medio ambiente, todo”.
El nuevo desafío de Casarotti es Koo!, una empresa de galletas que cuenta con 10 años en el mercado a la que se asoció cuando estaba por cerrar por pedido del dueño al que venía asesorando. “Me costó en un principio porque no es un mercado que conozca. Pero fui y comencé a ponerles pautas para ir ordenando la empresa e internamente estoy organizándola para que sea B”, comenta y reflexiona: “Los empresarios tienen que darse cuenta, tienen que sentirlo y saber que funciona”.
Otra mendocina es Xinca, que nació como una empresa de impacto, es decir una sociedad comercial que busca generar cambio utilizando herramientas no convencionales. En su caso realizan calzado desarrollado con neumáticos reciclados y telas de descarte de empresas textiles, entre otros productos. El trabajo de confección queda en manos de cooperativas de trabajadores excluidos del sistema. “Nosotros buscamos transformar residuos en productos de calidad”, afirma Ezequiel Gatti, cofundador de Xinca. Al igual que +ambiente se diferencia de las ONG o fundaciones porque buscan generar un producto comercial y sustentable. También valora las preguntas de la certificación B, pues al fin y al cabo sirven como una autoevaluación para la organización para saber en qué lugar está en relación con su interior, la comunidad y el medio ambiente.
El dato que aporta Gatti tiene que ver con el consumidor. Para este mendocino, la clave del cambio es compartida, depende de la empresa en sí, pero también del consumidor, que es quien realmente mueve el mercado. “Las empresas tiene que empezar a entender esto; hoy los consumidores están más despiertos”, explica. “Tenemos mucho mejor respuesta de un consumidor que de un retail”, ejemplifica algo indignado y sentencia: “Para mí el consumidor va a terminar siendo el motor de este cambio”.
El entusiasmo de estos emprendedores es inspirador y, sin caer en fundamentalismos, están convencidos de que el cambio de paradigma está en este modelo de negocios. “El camino a lasustentabilidad es un camino sin retorno; cada vez hay más personas que piensan igual”, explica Casarotti de Inti Zen, y al igual que Gatti de Xinca dice que los consumidores y nuevos talentos reclaman este tipo de empresas. “Además -acota Friedrich de Tonka- es una ventaja competitiva porque no hay muchas (Empresas B) y un desarrollo simpático porque nadie puede criticarte por ser B”. Queda claro su postulado: buscan ser empresas para el mundo y no en el mundo.
Por: Diego González
Fuente: Ambito http://biodiesel.com.ar/8818/responsabilidad-social-empresaria-empresa-b-una-nueva-forma-de-hacer-negocios-sustentables

lunes, 22 de septiembre de 2014

Responsabilidad Social Empresarial y sostenibilidad empresaria en Bolivia


"La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un elemento que garantiza mayor sostenibilidad para las empresas. Hoy, además del buen estado financiero de las empresas importa cómo se relacionan con sus trabajadores y con la sociedad, porque eso es parte de un crecimiento seguro e integral”, afirmó el director de la Corporación Boliviana de RSE (Coborse), Álvaro Bazán.
Para él, la RSE en lo últimos años -no sólo en Bolivia sino también en el mundo- se ha convertido en una herramienta de gestión, que facilita que las empresas logren asegurar sus buenos resultados, además de garantías para un desarrollo de actividades seguras, primero; pero también está siendo utilizada para realizar un buen marketing.
El experto dio la pasada semana un taller sobre RSE a un grupo de periodistas. La iniciativa estuvo  organizada por la Asociación de Periodistas de La Paz; y contó, además,  con el auspicio de la petrolera Petrobras. En esta actividad, Bazán se refirió a  las diferentes formas de las empresas para enfocar la  RSE.
A través de donaciones
Bazán manifestó que "la mayoría de las empresas ingresan al mundo de la RSE por el camino de las donaciones”. Sin embargo,  en su opinión, la verdadera RSE va dirigida, sobre todo, a aquellas actividades productivas que sean  sostenibles en el tiempo.
En Bolivia, disponen de porcentajes de sus ganancias para donaciones las  empresas que se dedican a rubros de la extracción de recursos naturales, las entidades financieras y comerciales, y aquellas firmas que tienen importantes ingresos por la preferencia en el mercado nacional.  
Pocas compañías son las que delinearon una serie de programas para la mejora de  ingresos y de  calidad de vida de los habitantes en su entorno, a quienes apoyan en la generación de fuentes de recursos. No obstante, es el caso de "contadas” firmas,  como Banco Sol, Repsol Bolivia, Petrobras, Cervecería Boliviana Nacional y Sociedad Boliviana de Cemento, entre  otras.
Estas empresas desarrollan proyectos para impulsar  a productores de las comunidades que rodean sus plantas, con el fin de que con el tiempo estas personas alcancen un "buen sitial” productivo y tengan negocios sostenibles.
Sin embargo, gran parte de las compañías suelen realizar donativos a centros de niños, ancianos o de salud; e, incluso, algunas no con recursos  proveniente des sus propias utilidades, sino de lo colectado mediante campañas en las que impulsan la participación de sus clientes.
Falta de   norma 
En el país, sólo el sector financiero, por medio de la nueva Ley de Servicios Financieros, debe cumplir con actividades de RSE, pero no existe una norma que obligue o determine los lineamientos para el desarrollo de ésta por  instituciones empresariales de otras áreas.
Es decir, no existen normas que establezcan -por ejemplo- que todas las empresas se comprometan con el desarrollo de la sociedad a través de políticas de RSE, o que delimiten un mínimo porcentaje de las utilidades que deba ser destinado a éstas.
Al respecto, Bazán indica que "es mejor que los Estados no se metan en normar la RSE si luego no podrán hacer cumplir la ley, es mejor que la situación se quede como está”; pero además, resalta que existe una corriente de opinión  muy fuerte entre los empresarios del mundo en sentido de que si hubiera leyes que obliguen a realizar RSE, ésta ya perdería su valor voluntario.

Fuente: http://www.paginasiete.bo/economia/2014/9/22/experto-mayor-sostenibilidad-empresas-32935.html

lunes, 11 de agosto de 2014

La mejora en la Responsabilidad Social Corporativa en Ecuador.

Invertir en acciones de Responsabilidad Social Corporativa se ha vuelto un potencial mejorador de resultados financieros para el 66% las empresas en el país, según la Encuesta de Responsabilidad Social y Sostenibilidad 2014 realizada por la consultora Deloitte, mientras que el 28% de empresas encontraron un mejoramiento parcial.

Los resultados, de acuerdo al informe, se identifican cuando las compañías miden su verdadero impacto por grupos de interés.

Según el estudio, las iniciativas que tiene la empresa para obtener resultados financieros no solo se enfocan en la gestión económica, sino también en la construcción de su imagen, reputación; en el incremento de las ventas con una comunicación acertada y en las conversaciones con sus grupos de interés (respuesta a sus expectativas). Asimismo es importante la inversión en nueva tecnología, en producción limpia e innovación, tomándola precisamente como inversión y no como un gasto.

Avances



Las empresas en Ecuador que hacen Responsabilidad Corporativa se están sumando y para este año 62% ya la aplican, mientras que el 18% está en el proceso y el 20% aún no lo inicia.


La gestión ha avanzado, en relación a 2013, cuando el 58% de los encuestados solo conocía sobre la Responsabilidad Social Corporativa, pero ahora ese conocimiento llega al 62%, que además se ha convertido en estrategias sostenidas, donde se toma en cuenta el giro del negocio, la cadena de impacto y las expectativas de sus grupos de interés.


El estudio demuestra que la alta dirección de las empresas va involucrándose más con la gestión de la Responsabilidad Corporativa en un 55%. Estos directivos no solo ven a los principios de la Responsabilidad como parte de los objetivos estratégicos de la operación como tal, sino como una filosofía empresarial. 



El retorno y la imagen



Las acciones acertadas en Responsabilidad Social Corporativa dan un claro retorno financiero de la inversión social y ambiental por lo que se requiere medir, reportar y analizar los resultados para saber si se va por el camino correcto.


Esto se debe tomar en cuenta al revisar que, según el último reporte del ‘Reputation Institute’ (abril 2014), el 73% de los consumidores globales recomendarían a las empresas consideradas responsables. De acuerdo al estudio, esta medición en el país aún es baja ya que solo el 24% ha podido hacerla.


El posicionamiento de la Responsabilidad Corporativa de la compañía frente a sus competidores muestra que los líderes proactivos van ganando terreno en entender mejor qué hacer desde su ámbito de acción, dejando de lado la imitación y pasando de a poco entre iniciativas aisladas (ver gráfico). (ABT)




El Dato
Los encuestados fueron representantes de una muestra de 62 empresas de Quito y Guayaquil y pertenecían a los sectores de servicios, comercio, industria y finanzas.

Fuente: http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101711870/-1/La_Responsabilidad_Social_Corporativa_mejora_los_resultados_financieros.html#.U-lLm1bnlEQ

sábado, 26 de julio de 2014

Las empresas Chilenas y el crecimiento de los reportes de sostenibilidad

Por estas fechas las grandes empresas comienzan a lanzar sus reportes de sostenibilidad.  Una herramienta vinculada a la ética empresarial, que hoy se suma a las memorias y balances financieros, y cuyo objetivo es transparentar la gestión a través de una mirada que aborda el desempeño social, medio ambiental y económico.
A nivel mundial la elaboración de este material se lleva a cabo mayoritariamente a partir de un estándar lanzado en 2000 por el Global Reporting Initiative (GRI), organización ligada al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); también sobresale la guía para reportes integrados del International Integrated Reporting Council (IIRC). Asimismo Pacto Global, entidad respaldada por la ONU, posee la metodología de Comunicados de Progreso (COPs) que se basa en generar un informe en función de los avances de las empresas de cara a 10 principios vinculados a los pilares de relaciones laborales, transparencia, derechos humanos y medio ambiente.
En Chile la práctica de construir y publicar estos documentos anuales es de relativa corta data. La primera empresa en reportar en el año 2000 fue la estatal Codelco. Desde entonces el avance ha sido lento. El estudio “Análisis de reportes de sostenibilidad 2013: Aproximaciones a la gestión de RSE en Chile”, elaborado por ACCIÓN señala que pese a que en Chile existen más de 900 mil empresas legalmente constituidas, las que reportan en promedio apenas llegan a las 70, es decir un 0.007%. Además desde 1999 a 2012 se han publicado un total de 258 reportes en el país. El 14% de las empresas analizadas comenzó a hacerlo en 2012, y la mayoría de las firmas se encuentra reportando por cuarta vez.
Respecto del tipo de empresas que concentran el uso de esta herramienta, la investigación que revisó en concreto 50 reportes, indica que un 18% proviene de empresas mineras; otro 18% de compañías ligadas a electricidad, gas y agua; un 14% de servicios financieros y un 12% a la industria manofacturera.
Frente a esta realidad, el Director Ejecutivo del Centro Vincular de Chile de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y miembro del Consejo de Stakeholders del GRI, Dante Pesce, opta por ver el vaso medio lleno y comenta que “no es el objetivo que todas las empresas reporten, las que deberían hacerlo, de hecho, corresponden a aquellas que tienen o representan algún interés para la sociedad y ese perfil se liga con empresas listadas en la Bolsa de Valores y que corresponden a compañía estatales, las de servicios públicos sanitarios o las que administran fondos de pensiones, por citar algunos ejemplos”.
El experto igualmente plantea que en los dos últimos estudios de responsabilidad corporativa de la firma KPMG y la Universidad de Amsterdam, que monitorean desde el año 93 a las 250 empresas más grandes del mundo y a las 100 más grandes en un conjunto de países, Chile apareció por primera vez. Mientras en 2011, sólo 27 de las 100 empresas nacionales más grandes reportaban, en 2013 la cifra subió a 72.  De ahí que Pesce releve que de las 240 empresas grandes que cotizan en la bolsa chilena, aproximadamente la mitad de los grupos económicos, reportan de manera directa o indirecta. Es decir, si ellos no lo hacen, sus casas matrices si lo hacen.
“Se trata de un salto muy grande sobre todo si se tiene en cuenta que el estudio sólo considera  a las 100 más grandes del país por volumen de venta y no considera que estas mismas empresas abarcan una parte importante del producto del país, y que además la cantidad de proveedores con las que se relacionan son centenas de miles de empresas. Yo creo que el fenómeno ha avanzado de menos a más y tengo la certeza de que cómo se consolidará en los próximos años”, sostiene el académico.
De cara a la importancia efectiva de este material, el gerente general de ACCION, Ignacio Larraechea, manifiesta que “para algunos, el efecto más inmediato se traduce en la reputación que obtienen las empresas. Se supone que aumenta la credibilidad de quienes no sólo consumen sus servicios y productos, sino que también los trabajadores de las compañías, los vecinos, las autoridades y todos quienes, al estar en conocimiento de cómo funciona, qué se ha hecho y qué se espera, se vuelven más “fieles”. Sin embargo, la experiencia muestra que esto puede ser solamente teórico. Me atrevería a decir que en la gran mayoría de los casos los reportes no son consultados de manera sistemática por los principales stakeholders (grupos de interés)“.
A juicio de la directora de Pacto Global, Margarita Ducci, los reportes sostenibilidad “tienen un gran valor al ser públicos, constituyendo una suerte de radiografía completa y exhaustiva del comportamiento de la compañía, abierto a ser conocido por los distintos grupos de interés y por el público en general, con cuya retroalimentación se logra un proceso de mejora continua”.
“La comunidad de inversionistas y los distintos actores interesados esperan de las empresas un comportamiemto responsable a la hora de definir sus criterios de inversión, con quien hacen negocios y por lo tanto, una empresa que tiene una mejor gestión de sostenibilidad y es capaz de mostrarla, se ve a los ojos de los inversionistas como menos riesgosa, más seria y por lo mismo con mejores condiciones para hacer negocios”, subraya, Pesce.
Entre las falencias de los reportes, el estudio de ACCION señala que del total de reportes analizados, sólo el 44% ha fue verificado a través de una auditoría. En tanto, aunque el 86% de las empresas analizadas, declara tener una política de sostenibilidad, sólo el 24% de ellas, informa sobre formas de supervisión por parte del directorio a esta gestión.
En este mismo sentido, Ignacio Larraechea opina que en muchos de estos documentos “no se aprecia continuidad con los reportes de años anteriores. Si en el reporte 2010 se planteaban desafíos en materia de residuos, en el reporte 2011 no se registraban los avances en esa materia.También se aprecia debilidad en muchos reportes en cuanto al rol que se le asignan a los stakeholders en la definición de metas y en la evaluación de los avances. Por otra parte, aun son pocos los reportes auditados por terceros. En una sociedad desconfiada como la nuestra, eso podría afectar la credibilidad de la información entregada”.
La directora de Pacto Global, admite que “en varias ocasiones se ha criticado que las metodologías no pueden tipificar de igual manera a todos los tipos de rubros produciéndose claramente un problema; sin embargo, es importante aclarar que los reportes, con el correr del tiempo, han ido mejorando sus metodologías y adaptándolas a los nuevos desafíos que exige el entorno y los diversas industrias”.
Para Dante Pesce hay dos temas en los reportes que hay que potenciar: La materialidad, y el alcance (scoop en inglés). “El primero se liga con que la empresa se haga cargo de sus impactos sobre todo los negativos y hay muchos reportes que ponen muchos énfasis en los logros positivos de la empresa y le ponen poco pino al análisis de sus impactos negativos y cómo los gestionan. El segundo aspecto a mejorar tiene que ver con lo que incluyo en el reporte, si hay espacio para los impactos de mis proveedores, de mis subsidiarios o no, es decir, si los acoto a mi rut o  los extiendo hacia mi cadena de valor. La tendencia es que mientas más grande es la empresa, más debiera asumir responsabilidad sobre sus impactos indirectos”.

Un cambio de mentalidad

En el Ejecutivo el tema también preocupa. En abril de 2013 se constituyó el Consejo de Responsabilidad social para el Desarrollo Sostenible. Instancia que hoy lidera la subsecretaria de Economía, Katia Trusich, y que está integrada por instituciones de gobierno, del sistema de empresas públicas, miembros de la sociedad civil, sindicatos y representantes del sector académico y empresarial.
La subsecretaria comentó a El Dínamo que esta instancia “trabaja en medidas de corto y largo plazo respecto de cómo se va llevar la responsabilidad social, con mesas de trabajos en temas económicos, sociales, ambientales y en un catastro de las empresas que hacen reportes y acciones de responsabilidad social ya que muchas compañías las llevan a cabo sin saberlo y no las reportan”.
Trusich añade que se apuesta por una incorporación gradual de las grandes empresas a esta practica de transparencia y señala que acaba de tener una reunión con el gerente general de la Bolsa de Valores,  “y ellos están muy interesados en que haya una mayor cantidad de empresa emisoras reportando. De hecho, acaban de terminar una consultoría con Morgan Stanley que las va permitir generar un indice de responsabilida social. La idea es empezar a trabajar en conjunto este año para estimular que estas compañías incorporen los indicadores de RSE y reporten. Ellos hablaban que 177 empresas componen su lista y de ellas alrededor del 10% reportan, por lo que hay un tremendo desafío en sumar a más”.
A ojos de la subsecretaria de Economía el aumento en la cantidad de compañías que se sumen a esta tendencia, pasa un cambio de mentalidad. Y éste se  liga con que las empresas “empiecen a ver el valor a la reportabilidad, entendiendo que no solamente hay que informar a la ciudadanía, a los inversionista o a sus clientes lo que hacen en términos financieros, porque la mayor parte ya reporta sus estados de resultados y su operación anualmente, sino que también incorporen estos otros elementos que tienen gran valor para la sociedad, en la medida que esto ocurra veremos más reportes”.

Dos experiencias

Los conocedores del sector y de la reportabilidad destacan el trabajo de las empresas Sodimac y Colbún. Ambas se han ubicado a la vanguardia al adoptar este año la nueva versión de la metodología del GRI-G4, lanzada en mayo del año pasado, y que deberán respetar los documentos publicados después de diciembre de 2015.
Desde Sodimac, el jefe de sostenibilidadPablo Urbina, explica que la firma reporta desde el años 2007  y que la publicación de su último reporte los llevó a realizar un proceso de materialidad. “Para abordar este proceso, tuvimos que identificar (benchmarking de la industria, análisis secundarios y entrevistas a grupos de interés internos y externos), luego priorizamos y validamos los temas centrales con los ejecutivos de la empresa”, manifiesta.
Además recalca que para la elaboración de todos los reportes “se realizan jornadas de trabajo orientadas a empoderar y capacitar en la metodología a las distintas gerencias de la compañía, revisando indicadores y los principios de GRI. En la séptima versión de este informe –que obtuvo el sello “Materiality Matters Check” de GRI-, la empresa optó por la opción de conformidad “esencial”, reportando 41 indicadores generales y 49 específicos. La verificación externa del reporte fue realizada con Ernst & Young”.
El jefe de sostenibilidad asevera que para la firma, el Reporte de Sostenibilidad ha sido de gran ayuda para poder conocer, medir y mejorar el impacto de Sodimac en cada una de las áreas que abarca. “Nos ha permitido identificar nuestros principales impactos –ya sean negativos o positivos- y poder gestionarlos adecuadamente. Adicionalmente, el reporte nos permite cumplir con la Comunicación de Progreso del Pacto Global de las Naciones Unidas y nuestro compromiso con sus diez principios que apuntan a fortalecer los derechos humanos, las normas laborales, la protección del medioambiente y la lucha contra la corrupción”.
“Hoy podemos decir con orgullo que somos el primer retail de Latinoamérica en reportar bajo el nivel G4. Esto es un gran incentivo para seguir trabajando y esforzándonos para continuar creciendo responsablemente, y así poder aportar positivamente al desarrollo integral de nuestro país”,dice Pablo Urbina.
Por su parte, Ana Luisa Vergara, Jefa de Asuntos Públicos de Colbún, señala que la generadora reporta desde 2011 y sostiene que la nueva versión GRI- G4 “nos obliga a hablar sólo de los temas importantes, por lo que debemos ser más rigurosos en el proceso de consulta a nuestros grupos de interés. Esto debería traer como resultado un Reporte más transparente. Además, la metodología del GRI-G4 te lleva a centrar la mirada del negocio, desde la visión de cómo nuestra gestión impacta positiva o negativamente el entorno, y viceversa. Con ese enfoque, se facilita la integración de la sostenibilidad al negocio y permite avanzar en el camino hacia una Memoria Integrada”.
Consultada por sus prioridades a la hora de enfrentar este proceso, Vergara enumera la importancia de “contar con un equipo de trabajo motivado y comprometido con la reportabilidad y la gestión continua de la sostenibilidad; además nos esforzarnos por mostrar la información que es relevante para nuestros grupos de interés, tanto internos como externos. En ese sentido, le hemos dado mucha prioridad a hacer un buen proceso de consulta, asegurándonos que participen representantes de todos ellos”.
Otro elemento importante es lograr un equilibrio entre lo positivo y lo negativo para generar credibilidad, incluyendo tanto las buenas prácticas como también los conflictos o errores cometidos. Poder mostrar avances de un año a otro en nuestra gestión de compromisos autodeclarados y desafíos planteados. Como el negocio de la energía es técnicamente difícil de entender, debemos esforzarnos para que el contenido y el diseño faciliten la comprensión de los temas y motiven al lector”, puntualiza la ejecutiva



Fuente: El Dínamo http://www.eldinamo.cl/2014/07/25/solo-70-empresas-chilenas-presentan-reportes-de-sostenibilidad/ 

martes, 15 de julio de 2014

Hacia un legislación de Responsabilidad Social Empresaria en Argentina


Hace más de una década se realizan prácticas de RSE en nuestro país y desde ese entonces surgió la necesidad de sancionar una ley que brinde un marco legal a las actividades que hacen las empresas para contribuir al desarrollo sostenible. Desde 2005 hubo una danza de proyectos de leyes nacionales y provinciales que con matices tienen el mismo objetivo: regular la actividad y provocar un efecto contagio en el mundo empresarial.
Aunque varios proyectos perdieron estado parlamentario, subsisten dos iniciativas nacionales de las senadoras María Laura Leguizamón (Buenos Aires) -pionera en RSE ya que fue autora del primero presentado en el país- y Liliana Negre de Alonso (San Luis), quien también está en tema. Ambas renovaron en más de una oportunidad sus iniciativas y analizándolas se podría decir que comparten la misma meta, aunque el camino trazado es diferente: mientras una busca transparentar acciones que las empresas ya están realizando, la otra propone "fijar un marco jurídico mínimo" mediante un sistema de premios, castigos y beneficios fiscales. 
"Buscamos regular aspectos de las actividades de las empresas para que sean más transparentes", apuntan asesores de Leguizamón, quien renovó este año un proyecto que propone la creación de Reportes de Sustentabilidad. Quizá por llevar casi 10 años en la carrera legislativa, esta iniciativa parte de la siguiente argumentación: como existen registros obligatorios sobre medio ambiente, sobre prácticas laborales e impositivas, que se realice un reporte de sustentabilidad no debería ser muy diferente para las empresas. En suma, lo que proponen es la confección de un documento que comunica el desempeño financiero, social y ambiental de una compañía. "Intentamos regular una parte pequeña de la RSE que es la de reportar, sólo eso", reconocen. 
Por su parte, la senadora justicialista puntana asegura que la RSE "es una prioridad muy importante". "Creo que este proyecto, con la presencia de este gran operador político global que es el papa Francisco, cobra mucha actualidad. El Papa nos está hablando de la opresión de los ricos sobre los pobres", reflexiona en diálogo con Ámbito Biz. 
Su proyecto de ley sobre RSE ingresó al Senado en diciembre de 2013 y contempla que las empresas registren un balance social con acciones de RSE internas y externas. Además, se les entrega una etiqueta de "Responsabilidad Social" y beneficios económicos y fiscales como un descuento del 50% en Ingresos Brutos y aportes patronales."Únicamente con criterios altruistas, al capital no se lo mueve, ni se lo conmueve", dice la legisladora. 
Leguizamón apunta a un cambio cultural más profundo, en donde la responsabilidad de la empresa comience en la génesis de su actividad para luego abarcar otras áreas ligadas a la sustentabilidad. "Tu primera responsabilidad social es para lo que fuiste creado", resume a este medio. Pero además, considera que se necesita un cambio de paradigma y que el país debe tener un modelo propio. "No son lo mismo las necesidades que vive Europa que las que vive la Argentina; nosotros tenemos que hacer nuestro traje a medida", insiste. 
En líneas generales, estos proyectos tienen múltiples similitudes como la adhesión voluntaria, la entrega de registros o balances sociales, la inscripción en un ente específico y la existencia de un órgano de control.
"En 10 años las cosas han cambiado y las empresas que antes se oponían, ahora ven con buenos ojos que haya regulación. ¿Por qué? Primero porque en otros lados del mundo hay bastante regulación y segundo porque permite diferenciar las empresas que están haciendo algo de las que no", resume un especialista.
El panorama en Mendoza es diferente. Es la única provincia que logró sancionar una norma de RSE, aunque no fue sencillo. Otra que sigue el mismo camino es Neuquén, que en abril presentó un proyecto que tiene puntos de contacto de la norma cuyana y otros opuestos. "Pensamos que la RSE tradicional es insuficiente y tenemos que hablar de valor compartido", explica el diputado provincial Luis Sapag (MPN). 
"Si la empresa está afincada en Neuquén tiene que compartir los valores de la región e insertase en la comunidad y colaborar", detalla. El proyecto, a diferencia del resto, es de carácter obligatorio (principal escollo que tuvo que modificar Mendoza), pero comparte otros puntos como la entrega de balances sobre la base de indicadores internacionales y la creación de un premio anual. 
Lo cierto es que en el país existe una ley provincial aprobada, otra del mismo rango en camino y dos iniciativas nacionales que aún deben tratarse en comisión; sólo resta aunar voluntades porque las fuentes consultadas confiaron que podrían compartir sus proyectos. Lo importante entonces es lograr consensos de una vez por todas, aunque, como dijo una de las senadoras: "Muchas veces los temas importantes son relegados por los urgentes".

Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=749277

lunes, 23 de junio de 2014

La Responsabilidad Social Empresaria no es una moda!!!

Siempre parece surgir una nueva panacea en la gestión empresarial que augura la llegada de un mundo mejor. Las utopías han sido y son un combustible necesario para afrontar la incertidumbre del mañana. 
El mercado, ese gran organizador de la sociedad, realiza desde hace tiempo una pulseada contra el Estado, el otro gran organizador, por establecer la lógica dominante en la escena de la legitimación del lucro y del reparto de la riqueza. 
Podemos decir que el gen más puro de la RSE (Responsabilidad social empresaria) está asociado con la necesidad empresarial de sanear su imagen frente a un modelo de producción que concentra capital, contamina y destruye los recursos naturales, sin valorar la vida misma, ni siquiera la de los seres humanos. 
Ante semejante estado de situación, la RSE encontró su lugar en la historia al adquirir una especificidad teórica y operativa que contribuyó directamente a fortalecer al marketing, la publicidad y la comunicación institucional. Es decir palabras, conceptos, imágenes, diseños, colores y música construyendo un sentido "solidario" para mostrar y demostrar que la empresa tenía también corazón. 
INTERESES EMPRESARIALES
Es evidente, la RSE llegó hace tiempo y vino para quedarse. A lo largo de un par de décadas, fue desplegando una compleja textura en su gestión, proponiendo vincular los intereses empresariales con los problemas sociales y medioambientales, con los derechos de los trabajadores y de los consumidores, con la percepción de los clientes, el marketing y las políticas públicas. Todo lo enumerado se fue articulando a su vez con la representación de un imaginario solidario, domesticado por primera vez a la mirada empresarial. 
Pero la solidaridad, según la define el diccionario de la Real Academia Española es "hacer propia, por un tiempo, la necesidad del otro a cambio de nada". ¿Es posible entonces que las empresas, con su carácter de lucro marcado a fuego, puedan intentar ese camino?.
Hoy son muchos los expertos en RSE que trabajan en grandes empresas y en sus brazos filantrópicos, las fundaciones, y prestan especial interés a la naturaleza, condición y funcionamiento de esas organizaciones. Las compañías líderes, ya sean de carácter nacional o transnacional, con fuerte exposición mediática se valen de la RSE para posicionarse como centrales. Es más, a través de muchas acciones y patrocinios, estas empresas intentan "vestir de gala" la solidaridad, volverla "fashion", hacerla dialogar con ricos y famosos, mostrarla en las páginas de las revistas de actualidad y hasta hacerla bailar y cantar con Marcelo Tinelli. Llevadas por la fuerza de la RSE se puede decir que las empresas alcanzan un posicionamiento innegable, que colabora con la legitimación de las utilidades alcanzadas. A esta altura, comienzan a surgir ciertas dimensiones antagónicas que conviven en el mapa conceptual, que pretende revalidar los quilates solidarios de la práctica que se analiza. 

Quizás resulte de utilidad identificar las voces centrales de la visión ortodoxa que construyeron el concepto de RSE, para buscar críticamente las huellas que permitan comprender los intereses puestos en juego en su legitimación ideológica y conceptual. 
En este rápido pantallazo, no taxativo, surge como primer momento el inicio del debate sobre RSE con la aparición del texto de Milton Friedman: "¿La Responsabilidad Social en los negocios incrementa sus ganancias?", publicado en The New York Times, en 1970. Allí, su autor manifiesta la tajante oposición a que se incluya el objetivo de la sensibilidad moral en las atribuciones de los directivos, empleados y/o accionistas. Un segundo momento en la cimentación de la RSE surge con las formulaciones de Michael Porter y Mark Kramer, referentes ineludibles de las escuelas de administración y gestión de empresas, cuando ambos publican, en 2002, en Harvard Business Review, un artículo, con el título de "Las ventajas competitivas de la Filantropía Corporativa", que implicó un punto de inflexión sobre la RSE. La academia y los gurúes le comenzaban a dar oficialmente la bienvenida. 
El tercer momento se abre cuando la revista especializada The Economist, en 2005, dedica un artículo a revisar los alcances del concepto de RSE en la gestión de negocios, extendida también a las instituciones sociales y gubernamentales, durante los últimos treinta años de ortodoxia neoliberal, y en el que se retoma la posición de Milton Friedman. Este momento se complementa con la aparición del documento "El estado de la competitividad responsable", publicado en julio de 2007, por la organización sin fines de lucro AccountAbility y La Fundação Dom Cabral. 
BUENOS NEGOCIOS
El cuarto momento de debate presenta el número especial que la Unidad de Investigación de la publicación The Economist produjo en 2008 con el título de "Sólo buenos negocios". Para su confección fueron convocados distintos autores a fijar posición respecto a ciertos temas centrales del entramado de la RSE como ser: ecología y medio ambiente, la percepción de los consumidores, la mirada de los empleados, el posicionamiento social de la empresa, la legitimación de sus beneficios, etc. 
A partir de allí la partida estaba ganada para la RSE: se había legitimado no sólo en la práctica sino también en el campo teórico como una herramienta de gestión invalorable a partir de haber incorporado lo solidario al manejo empresarial. 
Después llegarían Michael Porter y Mark Kramer con su trabajo "Creación de Valor Compartido: El capitalismo y la redefinición de funciones de la Corporación en la sociedad". Harvard Business, 2011. 
Sin dudas la RSE logró instalar su naturaleza no sólo como una cuestión ética de apropiación de la solidaridad y de cuidado del medio ambiente por parte del mundo de los negocios sino, y fundamentalmente, como un valioso instrumento del mercado puesto al servicio de la gestión empresarial para la legitimación del lucro. 

Pero, también es cierto que en su "hacer", la RSE se convirtió en una aliada de las políticas públicas y del trabajo de las organizaciones de la sociedad civil. Quizá en este punto de maduración de nuestra sociedad podamos acercamos y hacer uso de la RSE, es decir: valorarla en su justa medida, religarla a lo macro, sin descuidar lo micro y poner el acento en la instrumentación de ciertos indicadores de gestión, que colaboren a sujetar a las empresas a las buenas prácticas deseadas
Fuente: http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=744385
Eduardo Gálvez

lunes, 26 de mayo de 2014

Ideas de la 1ra Jornada Internacional de RSE y Sustentabilidad en Buenos Aires

Cómo avanzar hacia modelos integrales de gestión de la sustentabilidad

Uno de los paneles más destacados de la I Jornada de RSE y Sustentabilidad organizada por Amcham y IARSE, fue el de “Sustentabilidad como actor protagónico de la gestión corporativa” protagonizado las empresas Arcor, Itaú y 3M. Durante el debate, los máximos ejecutivos de dichas empresas revelaron los modelos de gestión de la susentabilidad que llevan adelante, cómo miden y comunican resultados y cuáles son las principales tendencias en la materia.
Los protagonistas fueron María Eugenia Sosa Taborda, Gerente de Sustentabilidad de ITAÚ Unibanco; Claudio Giomi, Gerente Corporativo de Sustentabilidad del Grupo ARCOR y Michele L. Whyle, Global Head of Sustainability & Quality de 3M. Estuvo moderado por Alberto Willi, Profesor del área Empresa, Sociedad y Economía de la escuela de negocios IAE. 
Para María Eugenia Sosa Taborda, Gerente de Sustentabilidad de Itaú-Unibanco de Brasi,  las tres claves son tener un lenguaje común consensuado, brindar información fáctica comprobable sobre resultados e  integrar las áreas de sustentabilidad a los espacios de decisión de la compañía.

“Aprovechamos el cambio de visión que se dio durante la fusión entre Itaú y Unibanco en 2008 para introducir la sustentabilidad y definir sólo tres ejes de trabajo. Antes teníamos diez ejes, y cuando tenés diez ejes finalmente no tenés ninguno”, contó Sosa Taborda.
El desafío de un lenguaje común, para Sosa, tiene que ver con que todos tengan un marco común y comprendan cómo la RSE se conecta con el negocio. “Fuimos y le mostramos a un Directivo de Ventas cómo el Cambio Climático  podía impactar sobre su cartera de clientes relacionados con la agricultura y comprendió”, ejemplificó.
Agregó en su relato que años atrás desde su área hicieron una encuesta amplia de opinión pública en Brasil que le sirvió para probar que la reputación impactaba directamente sobre la cantidad de clientes del banco. Para Sosa, indicadores como el Índice de Sustentabilidad Empresaria de la Bolsa de San Pablo (BOVESPA) y el Dow Jones Sustainability Index también sirven para crear valor y atraer inversores.
“En un principio sólo nos interesamos por  darle forma al gobierno de la sustentabilidad a partir del área y el comité, pero luego nos incorporamos al gobierno del banco. Entramos al Comité de Productos, donde nos ocupamos de velar por la transparencia, el impacto ambiental y el riesgo social de los productos financieros del banco. Hoy tenemos poder de veto en ese comité al mismo nivel que el área legal o financiera”, ilustró Sosa Taborda.
Claudio Giomi, Gerente Corporativo de Sustentabilidad de Arcor  cree que “lo primero que determina la gestión de la sustentabilidad es si para la empresa se trata de un tema estratégico o coyuntural. Si es estratégico, sigue pensar entonces en quién se ocupa del tema. Si es sólo un área o es toda la empresa. Sí el área va a ir en paralelo al desarrollo de la empresa o se va a meter dentro de ese proceso para generar valor desde los lugares de decisión de la Alta Dirección. Hasta hace poco tiempo se creía que la Alta Dirección sólo tenía llevar adelante el negocio y hacer lo posible para mantenerlo, y que la gestión de sustentabilidad era un complemento”.
La gestión de la sustentabilidad en Arcor se sostiene en tres pilares, la Declaración de Principios, el Sistema de Gobierno y Gestión y un Proceso de Acción. 
Para Giomi, los principios deben definir los focos de acción, según el tipo de empresa, de industria, de entorno y de cuáles son los impactos de la empresa. En Arcor definieron cinco ejes: Agua, Energía y Cambio Climático, Envases, Derechos Humanos y Nutrición.
En la empresa alimenticia, el Gobierno y la Gestión de la sustentabilidad están ubicados en la Alta Dirección. El Comité de Sustentabilidad está presidido por el Presidente de la empresa e integrado por su Director Ejecutivo y los máximos gerentes y directivos de todas las áreas. “Además, es necesario generar conocimiento técnico que complemente el compromiso político de la Alta Dirección”, recomendó Giomi.
“El tercer pilar es tener un proceso estructurado de acción que tenga que ver con la cultura de la empresa. Pensar la estrategia de sustentabilidad como ciclos de planificación que se integren a la planificación estratégica de la empresa”, añadió.

Medición de resultados

Itaú-Unibanco publicó por primera vez en 2013 un reporte integrado con su balance financiero. Para realizarlo, el área de sustentabilidad trabajó en alianza con la Gerencia de Finanzas.
“Me parece importante que el nuevo G4 del  GRI permita elegir los temas que son importantes, materiales y tienen sentido para la empresa. Antes sólo contábamos las buenas noticias y lo que nos exigían los indicadores. Ahora, si tenemos algún conflicto, por ejemplo en lo laboral, también lo reportamos, aún si GRI no lo exige. Por eso, además, generamos nuestros propios indicadores”, contó Sosa Taborda.
Para Claudio Giomi, un reporte es una herramienta de gestión y comunicación al mismo tiempo. “El primer reporte nos sirvió para objetivar dónde estábamos parados en materia de sustentabilidad. Actualmente, el proceso es muy participativo. Son casi 50 personas las que aportan información desde diversas áreas. Buscamos que la empresa se involucre, que use el reporte y le sirva para la gestión”. 
Actualmente, Arcor trabaja en el piloto de un Balance Scorecard que tendrá 41 indicadores de gestión sobre los cinco ejes de trabajo en sustentabilidad de la estrategia de la empresa, que tendrá metas de desempeño y servirá de tablero de comando. Desde 2011, la empresa inició un sistema de evaluación de desempeño de sus ejecutivos, basados en objetivos de sustentabilidad.
“GRI es un complemento de nuestra estrategia. Como somos una empresa integrada por muchos ingenieros, tenemos una cultura muy proclive a registrar y medir todo lo que hacemos. En especial, lo relacionado con energía y envases”, contó Michele Whayle, Directora Global de Sustentabilidad y Calidad de 3M.
Las redes sociales y la presión de las ONG para interpelar a las empresas  para que prueben la manera en la que hacen sustentabilidad y exigir mayores compromisos, fueron señalados por los ejecutivos como algunos de los nuevos desafíos de gestión.
“La nueva tendencia es la co-creación de valor y soluciones junto con otros. Mi consejo para quien recién inicia un proceso de incorporación de la sustentabilidad en su empresa es tener resilencia. No es simple. No hay que desistir. Hay que intentar por diferentes vías. No hay recetas”, declaró Sosa Taborda.
“El debate que sigue es cómo quiero hacer negocios y cómo hago para perdurar. La sociedad te pregunta cómo ganás el dinero y cómo lo invertís”, aportó Giomi.
“El desafío es tener un liderazgo que tenga eficiencia para implementar los cambios que exige el mundo a la velocidad que el mundo requiere”, expresó Whayle.
Para Alberto Willi, la tendencia es que la sustentabilidad deje de ser un compartimiento particular dentro de las organizaciones y se integre como un concepto central dentro de todas y cada una de las partes que integran una estrategia empresaria. 
Fuente: http://comunicarseweb.com.ar/?page=ampliada&id=12529